lunes, 28 de enero de 2008

aAron: Melancolía Electrónica desde Francia

El dúo francés formado por Simon Buret y Olivier Coursier han sido la revelación del 2007 en su país natal por su primer trabajo "Artificial Animals Riding on Neverland" y gracias a su primer single "U turn (Lilli)" que te pega en el estómago con su desgarradora letra, te llega al corazón a ritmo de piano y violín y te engancha con una impecable base electrónica.

El disco lo abre la efectiva "Endless song" en la que la voz de Simon susurra frases como" I use to be someone happy" y continua con joyas como "Mister K" ,"Angel Dust" o "Lost Highway. Un total de 13 cortes oscuros, románticos, elegantes, que dotan de sonido a la tristeza, a la soledad y a la melancolía.

La voz de Simon Buret es totalmente hipnótica, arrastra algunos versos hasta casi el llanto y el piano de Olivier la acompaña consolándola. Thom Yorke ( Radiohead) y Chris Martin( Coldplay) tienen a dos alumnos aventajados en este dúo y seguro que tienen éste disco entre sus favoritos, y si no es así, es por puro ego de artista.

"ONCE" OTRO ESTILO DE MUSICAL

Mi primera recomendación es un musical diferente, como no habíais visto antes, y no me refiero a algo en la línea de "Moulin Rouge" o de "The Rocky Horror Picture Show", entendidos como musicales "diferentes", ni en la línea de clásicos como "West side story" o "Grease" con números grandilocuentes y coreografías imposibles.

En su segundo largometraje, John Carney nos cuenta la historia de amor de chico conoce a chica que utilizan su pasión por la música para enamorarse hasta la médula. Hasta aquí la hemos visto todos, e incluso podría decir que si a ese chico y a esa chica las situamos en un instituto de secundaria americano podría estar hablando de cierto e inexplicable fenómeno musical de Disney que me ha atormentado el último año.

Pero, ¿por qué "Once" (Una vez) es un musical diferente?. Por que es una película independiente que se desarrolla en Dublín, con actores desconocidos, con contenido social y con una historia de amor, latente durante todo el metraje, de las de miradas y silencios que conmueven. Los protagonistas Glen Hansard , líder del grupo The Frames, y Marketá Irglová, cantante checa, utilizan la música para escapar de una realidad que no les es favorable pero que afrontan positivamente en su día a día. Como musical que es, las canciones son un personaje más de la trama que conducen el hilo argumental.

Y es ahí donde la película juega su mejor baza, las canciones son intimistas y emotivas, en el rollo de Coldplay o Damien Rice, y revelan detalles del atormentado pasado de los protagonistas y del esperanzador futuro, en ellas ponen los personajes toda su alma y se dicen todo lo que de otra manera no se dirían, es por eso que recomiendo que se vea con subtítulos.

La película toca la fibra sensible sin empeñarse en ello y por eso creo que está siendo el fenómeno boca a boca del año como ya le ocurrió en su momento a películas como "Amelie" o "Mi vida sin mí", que llegaron a un número grande de espectadores sin mucho marketing ni distribución.

Si Ken Loach, abanderado del cine independiente social inglés hubiera rodado un musical, ese sería "Once".